lunes, 13 de noviembre de 2017

Ciudad

Prefiero una plaza en la que se haga botellón a una plaza vacía.

Hace poco unos policías municipales me llamaron la atención por estar sentado en el suelo de un paseo marítimo, no estaba entorpeciendo el paso,  a decir verdad estaba en un extremo de una acera que debía de medir unos 6 m de ancho.

Un paseo que sólo sirve para el mero tránsito de ciudadanos que no pueden disfrutar del lugar si no es de pie o en uno de los bancos alineados cada 20 metros.

Las ciudades sirven para usarse.

Estoy más que harto que ver plazas vacías y espacios abiertos con grandes posibilidades que se quedan estancados en el tiempo por unas leyes políticas que no piensan en otra cosa que el dinero.

¿De qué sirve un parque si en él hay carteles de no pisar la hierba?

Ciudades que podría  estar llenas de vida quedan totalmente muertas siendo únicamente recorridos de comunicación para ir desde un punto A a un punto B, casa trabajo trabajo casa, y si no, ir a hacer la compra, super, cine, bar o cualquier otra opción en la que tener dinero es lo principal.

El no tocar,  no pisar y no traspasar queda a la orden del día.

Millones de calles, avenidas y por qué no,  repitamos, plazas y parques,  se privatizan con terrazas de bares en los que,  si no pagas,  lo siento mucho,  no puedes estar aquí.

Hace no tanto se hizo,  a mi forma de verlo,  un experimento en la plaza mayor de Madrid.

Se cubrió el pavimento libre de mobiliario, que estamos tan hartos de ver en todas las ciudades, con una alfombra de hierba y se dio plena libertad para usarla, ¿El resultado?  Bueno,  una imagen vale más que mil palabras.


Prefiero que se haga un botellón en una plaza a que esta quede vacía, prefiero calles abarrotadas a “malroyeras” prefiero el desgaste del uso,  aunque sea malo,  a una a ciudad muerta congelada en el tiempo.

Los espacios están para usarse, no lo olvidemos.

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