Fui un capullo y por eso jugué y perdí, son cosas que pasan,
la vida es así, pero no por ello hace que sea más llevadero. Las experiencias están
para aprender de ellas y tratar de no caer en las mismas zanjas.
Han pasado casi ya dos años, año y medio más bien y la
verdad es que ahora mismo no me podría ir mejor. Viviendo en una ciudad donde
el buen rollo es tangible, en tierras que me han ganado por completo. Estudiando
con gusto lo que me gusta y en definitiva, viviendo.
Han pasado muchas cosas durante todo este tiempo, y sin
embargo, no logro olvidar. Soy feliz, y
sin embargo, sigo teniendo una espinita clavada de tristeza.
Ahora mismo no cambiaría nada, que de vez en cuando me
vengan añoranzas es comprensible, que me dé aun pena todo aquello es algo
normal sabiendo lo que significó.
Sé que eso tenía que acabar, no creo que fuera la mejor
forma para ello y sigo sonriendo con un gran número de buenos recuerdos que
supera los malos, pero eso tenía que tener un fin.
Nunca olvidaré, eso es lo único que me queda de aquel
tiempo, y seguiré sonriendo sin volver a saber más de ese mundo.
Soy feliz, reconozco mis errores, jugué y con ello aprendí,
seguiré enfadado y el odio seguirá ahí, pero tampoco desparecerá la tristeza de
tenerlo y todo lo bueno que salió del tema.
Espero que esté donde esté le vaya bien, yo estoy en paz
conmigo mismo, y pese a que a veces deseo volver al pasado, bajo ningún concepto
quiero tenerlo en mi presente.
Todo fue real, de eso sigo estando seguro, pero los caminos se separaron en direcciones opuestas sin intención de volverse a encontrar, sin intención de volver a contar los días.