Es
curioso ver cómo funciona el cuerpo humano, en un momento estas alegre y al
siguiente no puedes vivir contigo mismo, alguien me dijo una vez que éramos
como dioses capaces de controlar el mundo a nuestro antojo, pero lo cierto es
que a mi manera de ver las cosas nos parecemos mas al mecanismo de un reloj,
perfecto, pero frágil y capaz de fallar a la mínima.
Somos
autómatas con conocimiento de nuestra propia existencia. Programados para hacer
multitud de labores creyendo que tenemos total control de nosotros mismos.
Todo
es química, y lo que no, queda relevado a la física con esos toques de
humanidad y misticismo de lo que no conocemos. Nos rompemos y nos
autorreparamos prácticamente sin darnos cuenta.
Marionetas
capaces de hacer más de lo que pensamos, capaces de rompernos en cualquier
momento dándole un valor a la vida único e incomparable.
Una reflexión muy acertada que además comparto, amigo Rendan.
ResponderEliminarUn abrazo.