sábado, 25 de abril de 2015

Objetos de la antigüedad


Me considero un funcionalista, creo que lo importante de las cosas es que cumplan con su labor de la mejor forma, que funcionen y funcionen bien, si algo no es útil, por norma general no es importante ni necesario.

Me considero un funcionalista y he de reconocer que en eso, la tecnología ha avanzado a pasos agigantados, pero a su vez, mi vena romántica me dice que ha dejado de lado otras muchas cosas.

Me gustan los relojes de bolsillo pese a que sé que uno de muñeca es más práctico y rápido, tiene ese qué se yo que hoy en día les falta a las cosas.

Las brújulas, pese a que se que los móviles pueden cumplir con esa labor.

Los zippos y las cerillas frente a los clíper de usar y tirar tan comunes hoy en día. Los botones de los puños de las camisas, las gabardinas los vinilos…

Nada de estos objetos reconozco que tienen lugar en este mundo, pero son objetos que tienen un “alma” que ya no se crea, un libro de papel genera sentimientos que un Ebook, pese a ser indudablemente mejor, no tiene. Una pluma no puede tener ni punto de comparación a un boli bick pese a que está la tienes que ir recargando.

Una carta tiene un sentimiento que un correo es incapaz de apreciar.

A veces me pregunto si viví realmente en la época correcta, soy funcionalista pero reconozco que no todo es función, soy funcionalista y sin embargo me pregunto por qué vivo en un mundo en el que el “steampunk” es simple ficción.

viernes, 24 de abril de 2015

Cobarde


Te rendiste, con demasiada facilidad te rendiste y diste por perdido algo que podía haber sido bueno, que era bueno.

¿Defectos? ¿Quién no los tiene? Pero el secreto de una relación precisamente esta en afrontarlos juntos, superarlos.

Te rendiste y tiraste a la basura todo lo vivido, sin importarte nada, o al menos sin aparentarlo. ¿Éramos compatibles? ¿Quién lo es y quién no? Esa no es la pregunta correcta sino ¿Queríamos serlo?

Te rendiste y huiste cual cobarde, ni siquiera remataste al moribundo, lo dejaste agonizando esperando su muerte y preguntándose cómo coño había llegado hasta allí. Le diste la espalda sin mirarle a los ojos, simplemente huiste.

Como dice la canción, “Tal vez te acuerdes de mi, con el paso de los años” pero para entonces habrá sido demasiado tarde, ya es demasiado tarde.

Te rendiste, no decidiste luchar por lo que supuestamente querías, y lo perdiste.

Te las dabas de ante todo sincera pero no podías ser más cobarde.

lunes, 20 de abril de 2015

Frases prestadas- frase 46

"Tengo mis defectos, una lista de pecados de 30 km, pero siempre digo la verdad, de eso puedes estar segura."
Falling Skies

domingo, 19 de abril de 2015

Caída al reencuentro


Ahogo, nerviosismo, ganas de ir al baño pese a que ya lo había hecho varias veces aquella mañana.

No se sentía bien sin razón aparente, el corazón le latía más de lo habitual y lo podía sentir palpitar una y otra y otra vez en la cabeza, podía escucharlo.

El sudor frío recorría su piel, su cuello, los brazos no paraban de cruzarse, las manos salían y entraban de los bolsillos, las piernas bailaban de un lado a otro pasándose el peso del cuerpo.

Miró el reloj por decimosexta vez para confirmar que aun no había pasado ni un minuto. Tenía dudas, tenía ganas, ansia y pereza a la vez, ¿Por qué estaba allí? Y, ¿Por qué no?

Sabía lo que ocurriría pasados diez minutos, ya había  vivido esa situación demasiadas veces y aun así, no se acostumbraba a esos minutos de espera.

La gente se movía de un lado a otro de la estación siguiendo con su itinerario de aquella mañana. Un megáfono le hizo salir de su inopia anunciándole que el tren, que ya llegaba 30 minutos tarde, estaba acercándose al andén en el que estaba situado.

Las palpitaciones fueron en aumento y en aumento, el baile se hizo más exagerado y las ganas de ir al baño ya eran casi inaguantables además de inventadas.

El tren frenó y rápidamente buscó el vagón que le había dicho, se abrieron las puertas y una marea de personas empezó a salir al exterior.

Estiró el cuello, apartó a empellones a un par de viajantes y la encontró a tan solo unos metros de él.


Tranquilidad, alegría, el nerviosismo de aquella espera desapareció nada más verla, se abrazaron, se besaron, los minutos antes del reencuentro siempre eran estresantes pero el estar con ella lo cambiaba todo de golpe.

martes, 14 de abril de 2015

Personalidad trastocada


Se me fue la olla y dejé de ser yo, como un novato se me fue de las manos y me ablandé, pasé a ser todo aquello de lo que me burlaba, todo aquello de lo que me reía.

Pasé a depender de alguien, el caparazón duro se desmoronó, la autoconfianza, la independencia, mi egoísmo del que me sentía tan orgulloso.

Pasé a ser nada, menos que nada, y lo peor es que no me importaba caer en la autodestrucción de mi personalidad.

Terminó y ahora me doy cuenta, el proceso de decadencia se cortó de cuajo para recuperar mi forma de ser, mi yo contra el mundo, mi egocentrismo, mi felicidad y disfrute de la vida.

Puedo decir que ojalá no hubiera pasado por aquello, de principio a fin aquello me debilitó,  me convirtió en quien no era, pero sé que fue un mal por el que debía pasar para darme cuenta de lo fácil que uno puede cambiar sin apenas enterarse.

Ahora vuelvo a ser yo con mis imperfecciones y orgulloso de tenerlas, el resto, no es de mi incumbencia. 

domingo, 12 de abril de 2015

Páginas en blanco (Canción)


Me la presentaron
 una noche ya no hay marcha atrás,
una chica nada mas, la paginas,
estaban en blanco.

Su mirada, su largo pelo.
Sonriente a más no poder,
No lo quise ver,
Había empezado.

El final aun no ha llegado
Y comenzó sin apenas ser
Dos personas que
ni se habían tratado

y pasaron meses, no años,
sin saber del otro, nadie hablaba,
cuando ella le echo cara,
una relación a la espera, de que aflorara,
y afloro y afloro.

Me la presentaron
 una noche ya no hay marcha atrás,
una chica nada mas, la paginas,
estaban en blanco.

Conversaciones largas tardes
Incluso noches, nada importaba ya
Juntos estaban bien
Y así se encontraban.

El reencuentro, lo ya esperado,
Un gran beso, y dados de la mano.
Sin darse cuenta paso,
Llevaban ya un año

Me la presentaron
 una noche ya no hay marcha atrás,
una chica nada mas, la paginas,
estaban en blanco.

Su mirada, su largo pelo.
Sonriente a más no poder,
No lo quise ver,
Había empezado.

Y tras ese vino un segundo,
Todo perfecto nada malo,
Ni la distancia podía separarnos
Pero algo cambio
Y poco a poco ella se separo
Y desapareció
Como había llegado

Me la presentaron
 una noche ya no hay marcha atrás


jueves, 2 de abril de 2015

Cuentos de Lovecraft

Estaba harto de que le llamaran monstruo, harto de alimentarse de esa asquerosa pecina que había en la zona estancada del rio, harto de vivir en un lugar tan húmedo. Ansiaba la libertad, vivir en una calurosa playa y disfrutar de cada una de las puestas de sol, engordar con el tiempo hinchándose a comer marisco de todo tipo.

Nunca había querido la vida que le había tocado, exteriormente era tal y como la tinta en los libros le describían, vestido de algas, fuerte mandíbula llena de colmillos y garras capaces de amputar un miembro sin dificultad.

Lo que estos no describían era su deseo de codearse en fiestas de etiqueta, de ponerse aparato, y mucho menos de su interés por aprender a tocar el piano.

Le llamaban monstruo pero no era más que un personaje incomprendido de una historia que no había escrito él.

Maldito Lovecraft.