La recordaba de tiempos pasados
aunque en realidad no la conocía. Era aquella en la que había estado soñando,
aquella en la que pensaba cuando pensaba en el futuro.
Las cosas de repente dejaron de
importar, a su alrededor solo había felicidad, sus estudios, un pequeño río que
cruzar antes de estar juntos.
Por fin sentía que hacía las
cosas por algo, por alguien, no era tema físico, aunque francamente para él, el
físico no le faltaba. Era más bien algo sentimental, ella había estado allí siempre
pese a que en realidad eso no era cierto.
Defectos, tenía muchos, los veía y
francamente, le daban igual, es más, eran parte de su encanto.
Pasó a ser lo primero sin dejar
de lado el resto de cosas. Pasó a ser alguien con quien compartir cualquier
cosa, en quien confiar plenamente, su mejor confidente.
Pasó a ser un sueño hecho
realidad, un tesoro que cuidar hiciera la falta que hiciera.
Por una vez en su vida le dio
igual quien ganara una discusión, lo importante era ella no quién tuviera la razón.
Disfrutaba de cada momento con
ella y ella de cada momento con él, los buenos y los malos, simplemente compartían
su día a día.
No era una relación normal eso lo
sabia durara lo que durara.
Estaba dispuesto a cualquier cosa
por hacer que funcionara y ella le correspondió dejándole entrar en su vida con
el mismo sentimiento.
Pulsómetro a
punto, música a punto, zapatillas atadas, braga en la cabeza, a correr.
Cuando estas
enfadado, o te jode algo, no hay nada mejor que salir a correr hasta que el
agotamiento no te deje seguir.
El aire en la
cara y los abdominales en tensión de respirar por el pecho, disfrutar del
camino, de la música, pensar en todo y no preocuparte por nada.
Liberar cabreos
y estrés y tener como único objetivo ir de un punto a otro.
Empezar con energía,
manteniendo ritmo hasta llegar a un estado en el que el cerebro dice basta y
entonces, continuar, continuar corriendo en contra de lo que dice tu cabeza, tu
respiración, tu estomago…
Es en ese
punto de inflexión en el que decides por un todo o nada, por un parar a
descansar o seguir hasta llegar a tu destino.
Músculos entumecidos,
respiración entrecortada y un sentimiento de orgullo contigo mismo, fuera de
eso no hay nada, no existe nada, nada es importante.
Dakota había llegado a Las Vegas,
casi ni se lo podía creer, era la primera vez que salía de su país y allí
estaba, nada menos que en Las Vegas.
Se olvidó de todo lo que le
rodeaba en su vida y decidió disfrutar al máximo. Iba a ser una experiencia
única en la vida.
Bebió tanto que perdió la cuenta,
bailó hasta caer rendida, apostó en los casinos sin demasiada fortuna.
¡Estaba en Las Vegas!
Fue a varias fiestas nunca antes
vistas, conoció gente nueva, era ella y aquella ciudad, nadie más existía, era
feliz.
También hubo un chico, no podía
faltar, la experiencia tenía que ser plena.
Disfrutó como nunca antes, la
mejor noche de su vida, el mejor fin de semana de su vida, uno que nunca
olvidaría.
Volvió a casa y ya no era lo
mismo, su vida había cambiado de golpe.
Su pareja de aquel momento dejó
de serlo. Ya lo había dejado de ser aquel fin de semana, había que ser
demasiado falso después de esa pausa de la que el chico no había estado
enterado. Después de ese fin de semana de soltería en el extranjero.
Sus amigos ya tampoco eran
suficiente, su vida ya había dejado de valerle como tal, simplemente quería
más.
Esos dos días en Las Vegas le
habían valido tanto como para tirar el resto a la basura, como para no pensar
en las consecuencias.
Se olvidó de que en el mundo
había más gente a parte de ella misma.
Paso a pensar en ella y solo en
ella, todo lo malo era culpa del resto, sus actos no tenían nada que ver. Se
escudó en antiguos amigos, con los que había tenido alguna historia, y en líos
de una o varias noches. Sabía que el género masculino no puede decir que no a
un cuerpo bonito y a una chica fácil.
Chicos no le faltaron en ningún
momento.
De su antigua pareja no volvió a
saber, simplemente la consideró un fracaso más y pasó de largo.
El sexo, lo más importante
después de la carrera.
Envejeció y se dio cuenta con los
años que el disfrutar no lo era todo. Encontró a alguien con quien quedarse el
resto de su vida, se casó, tuvo hijos y un trabajo que se le daba bien.
Recordaba las Vegas y todo lo que
esa ciudad había conllevado. ¿Habría sido distinta su vida de haberse
comportado aquella noche de otra forma?
Siguió viajando pero esta vez
siendo consciente de su marido, sabiendo que esa relación era válida las 24h del
día todos los días sin excepción.
¿Qué habría sido de aquel chico
del que no había vuelto a saber?
No se arrepentía de nada, su vida
había sido plena, sus exnovios numerosos (y olvidados) y sus experiencias
“placenteras”.
Había sido feliz, había pisoteado
todo cuanto necesitaba pisotear para conseguir sus objetivos, y había asentado
la cabeza no dándole importancia a lo ocurrido a su alrededor.
Empezó a controlar lo que comía, salía
a correr e iba al gimnasio casi todos los días (desahogaba tensión con el
cansancio)
Se empezó a tomar los estudios en
serio, ya era hora de ir cumpliendo objetivos.
Sus fracasos los convirtió en reintentos
y orgullos, dejó de apenarse por ellos para eliminarlos de una lista que no tenía
que existir.
Empezó a sonreír, seguía sin ser
un optimista con respecto a la vida, había recibido demasiados palos como para
serlo, pero decidió que, si era feliz con lo que tenia, eso lo haría todo más fácil.
Dejó de encerrarse en casa y
empezó a conocer gente.
Reordenó sus prioridades.
Mandó a la mierda los lastres de
su pasado para seguir avanzando.
Era un hombre nuevo, el tiempo le
había cambiado por dentro y ya era hora de mostrarlo por fuera.
"Año nuevo, vida nueva, los que se quedaron son los que valen la pena, los que se fueron y te traicionaron no deben ni ser recordados, la vida ya les dará lo que se merecen." R.L
-¿Qué ha pasado? –Susan
parece sufrir de nuevo uno de sus
ataques.
S.J se tranquiliza, parece que
ninguno de los allí presentes se ha enterado de su ausencia. Todos parecen
haberse quedado dormidos.
-Recuerdo ver los cuerpos de Scar
y Samantha y entonces despertarme. –Jim no tarda en soltar una de sus ya
frecuentes carcajadas. –y ahora qué nos han hecho. –parece que todo eso le
divierte pero en su voz suena mas desesperación que cualquier otro sentimiento.
S.J palpa debajo de la mesa
encontrándose en ese mismo momento con el arma que le habían prometido, por el
tacto parece una “Luger P08”, su forma es inconfundible, aún no la coge.
Sonríe, muchos mundos por los que ha estado habían vivido las atrocidades de la
segunda guerra mundial con distintos resultados, conocía muy bien aquella
pistola.
Nada mas separar la mano del arma
el contador del centro de la mesa vuelve a aparecer.
-Una hora, ¿Qué significa eso?-
esta vez es Saron la que pregunta mientras se quita la americana.
S.J se da cuenta del detalle.
-¿Cuándo os habéis vuelto a poner
la parte de arriba del traje?
-Podríamos decir lo mismo de tu
gabardina.
S.J sonríe.
No tarda en contar todo lo ocurrido (omitiendo la parte del
arma) a sus tres compañeros, aunque realmente solo uno de ellos le atiende
borrándosele la sonrisa.
-No sois hermanas ¿Verdad?
Susan deja de hiperventilar de
golpe y empieza a reír. Saron aplaude.
-¿Demasiado iguales para ser
gemelas?
-Gemelas sois pero no con el
significado habitual. Imagino que seréis las dueñas del punto de cruce, cada
una de uno de los dos Yelinash Club que hay atravesando estas puertas. Sois la
misma persona en dos mundos distintos.
Las dos asienten a la par.
-¿Cómo has llegado a esa
conclusión?
-La chica con quien hablé me dijo
que trabajaba en un punto de cruce, no era la propietaria, sino una camarera
del local, y sinceramente, no veía a este tío como alguien capaz de preparar
todo este jaleo. La chica, viendo que todos los no nacidos a los que recurría
no le hacían caso, recurrió directamente a vosotras ¿No es así?? ¿Y ahora qué?
¿Tengo que decidir entre matar a este cretino o a vosotras?
-Veo que lo has entendido, bueno,
aunque no todo, la camarera no era tampoco la hermana de Robert sino nosotras,
cada una de un Robert distinto pero del mismo al fin y al cabo. Para explicarte
toda la historia la chica tenía que hacerse pasar por la victima ya que si no,
no la habrías hecho caso, ella simplemente ha sido una empleada y buena amiga
que nos ha ayudado con todo este asunto.
–Saron parece tranquila, en realidad las dos lo parecen. –no vamos a
continuar con este juego más, decidas lo que decidas la cosa acaba aquí. Tanto
Jim como ahora nosotras somos culpables de asesinatos, la diferencia es que
nosotras en todo momento hemos buscado justicia, demostrar que pese a todo el
poder que tenéis, no sois realmente nada. Nosotras, al contrario que todos los
que se han sentado en esta mesa, asumimos la responsabilidad de nuestros actos
y estaremos de acuerdo con la decisión que tomes. O bien puedes matarnos a
todos por culpables en cuyo caso te convertirás tu también en un asesino y morirás
aquí mismo, tú decides.
La cuenta atrás en rojo supera la
media hora. S.J coge la Luger, está harto de toda esa pantomima, es hora de
decidir. Jim se cae de la silla nada más ver la pistola, no ha dicho nada desde
que las hermanas han contado la realidad. Los ojos los tiene vidriosos. Susan y
Saron cierran los ojos a la espera de la decisión final.
Nada más abrir la puerta empieza
a oír “Back to a reason” de Savatage, no está orgulloso de la decisión que ha
tomado pero está demasiado cansado como para arrepentirse de ella.
Coge su sombrero de la mesa en la
que lo había dejado y se lo pone en la cabeza, nadie en el local se fija en él,
simplemente como una sombra camina hacia las escaleras de salida.
La camarera, limpiando la barra
sonríe nada más verle. Ninguno de los dos se dirige la palabra, ni siquiera se
despiden.
Sube las escaleras, abre la
puerta dejando entrar el frio viento de la ciudad, no se había dado cuenta
hasta ese momento de lo mucho que echaba de menos aquella sensación. Se cala el
sombrero y se levanta el cuello de la gabardina aun manchada de sangre.
Respira hondo y cierra la puerta
a sus espaldas dejando atrás la música, el humo, y todo lo ocurrido en aquel
pub tan común como otros muchos.
Agradecimientos a mis lectores que me han aguantado estos 10 actos durante esta aventura, el final no puede ser nunca a gusto de todos pero espero que esteis conformes con él como yo lo estoy.