lunes, 27 de octubre de 2014

La creencia del querer

Era todo perfecto hasta que de repente dejó de serlo, sin previo aviso, sin razón alguna, simplemente terminó y no volvieron a saber más el uno del otro.
A veces hay que pasar por situaciones malas para darse cuenta de que lo verdadero aun está por llegar. 

jueves, 23 de octubre de 2014

Yelinash Club (cuarto acto)


S.J calcula que pasan unos diez minutos desde que todos se levantan a buscar puertas ocultas en las cuatro paredes hasta que se rinden y se vuelven a sus respectivos asientos. Él no lo hace, le gusta estar allí tan poco como al resto pero él no se levanta, sabe que va a ser una pérdida de tiempo, siente que no va a haber forma de salir de allí sin que la persona que les ha encerrado les deje antes.

No sabe cuál es la razón de esa situación, pero está claro que si alguien se ha molestado en reunirlos a todos en aquella Arista no es simplemente para verles morir, no, ahí hay algo más.

Nadie dice nada una vez han vuelto a sus sitios delante de las cartas con sus respectivas invitaciones. Se nota el nerviosismo en el ambiente, el ruido de varias piernas agitarse, de respiraciones rápidas y golpecitos en la mesa lo inunda todo.

-Esto es cosa tuya. –es Scar quien rompe el semisilencio. –seguro que estas metido tú en todo esto. –S.J no dice nada, no se defiende, no es la primera vez que le echan en cara cosas de las que no sabe nada, quejarse solo caldearía mas el ambiente que ya está a punto de explotar.

Nadie le sigue el juego pero eso no evita que Scar siga despotricando hasta cansarse, si no fuera porque es un cobarde hubiera continuado con las manos, pero S.J intimida lo suficiente como para que vuelva el silencio sin llegar a mas la situación.

Pasan un tiempo indefinido en esa situación hasta que Cruler, el viejo que tiene en frente habla.

-¿Alguien sabe por qué estamos aquí? Su voz no muestra el más mínimo tipo de sentimiento, simple resignación. –de nuevo nadie contesta, todos saben que la respuesta podría ser cualquier cosa, los “no nacidos” precisamente no tienen fama de buenas amistades, su trabajo se limita a evitar el cruce de cualquier tipo entre universos, una especie de policías de aduanas, y ese empleo nunca ha sido agradecido.

Todos se miran sentados en la misma posición en que se habían encontrado al principio.

Pasa el tiempo.

-Algo ha cambiado en la habitación. –Han pasado horas desde que se cerraron las puertas. S.J abre los ojos tras haberse quedado dormido esperando a que ocurriera algo. Algo le ha despertado, algo ha cambiado pero aun no sabe qué.

La sala está llena de movimiento esta vez, parece que todos han decidió hacer algo en lo que él esperaba. Scar está discutiendo con James de pie el uno frente al otro, parece que se ha buscado a alguien con quien poder meterse a gusto.

Las dos gemelas están en una esquina separadas del resto, se han quitado las americanas quedándose en camisa. Una de ellas parece estar teniendo un ataque de claustrofobia, lo que faltaba.

Jim sigue aferrado a su copa bebiendo sin parar, parece que ya le empieza a hacer efecto el alcohol en sangre. Los únicos que parecen mantener la calma son el viejo y Samantha, la chica de su izquierda.

-¿Qué has dicho? Le pregunta esta misma.

-Algo ha cambiado en la habitación.

Todos se callan dirigiéndole la mirada, solo la claustrofóbica sigue murmurando para ella.

S.J se levanta y mira a su alrededor. Las mismas cuatro paredes de siempre, la mesa en el centro y… un momento, siete cartas.

-James, ¿Has cogido tu invitación? –niega con la cabeza.

Mira debajo de la mesa por si se ha caído, pero ahí no está. Algo ha cambiado en esa habitación. Se levanta de la silla, todo el mundo le está mirando.

-Revisad de nuevo las paredes y todo lo que encontréis. –esta vez es Cruler quien habla, nadie le lleva la contraria, todo es válido menos la espera.

Todos se ponen manos a la obra, al rato es Susan, la otra gemela la que llama al resto.

-James, ¿Cuál era tu carta?

-La K de tréboles ¿Por qué?

Todos se acercan, allí donde señala, tallado en una de las piedras de la pared, se encuentra la imagen de una K de tréboles.

-La roca esta suelta. –Le ayudan a quitarla y a dejarla en el suelo. Detrás hay una caja de zapatos con manzanas. –Hay siete dice la chica nada más abrirla.

Se apaga la luz del techo dejando todo durante unos segundos a oscuras. Al volver la luz un sonido metálico hace que todos desvíen la mirada al suelo donde se encuentran un cuchillo ensangrentado. James cae al suelo haciendo gárgaras con su propia sangre y el cuello cortado de lado a lado. Encima de él, la K de tréboles tachada.


“Somos siete”-piensa S.J


lunes, 20 de octubre de 2014

Fragmentos de literatura- "En tiempo de Prodigios" RIVERA DE LA CRUZ, Marta



Los buenos recuerdos iluminan la ausencia y aunque a veces agudizan el dolor, en otras ocasiones lo dulcifican y proporcionan al espíritu una serenidad misteriosa, como si se intuyese que el sufrimiento merece la pena.

lunes, 13 de octubre de 2014

Proceso de adaptación.


De la vida no sabemos nada mas que es un continuo caer y levantarse, un superar de la mejor manera posible los malos momentos y disfrutar y recordar los buenos.

Nadie dijo que la vida fuera justa pero es debido a este carácter injusto por el cual los momentos buenos toman total protagonismo y brillan con luz propia, estos pequeños momentos de grandeza hacen de la vida algo bello e irreemplazable.

La vida es un almacenamiento de buenas experiencias, formateando las malas para seguir adelante, es un ver el lado bueno de las cosas, es un cambiar en cada paso y amoldarse a las circunstancias que te van surgiendo.

La vida es una continua transformación de uno mismo, yo soy yo y soy diferente, soy único, soy lo que mi pasado y mi personalidad han hecho de mí, todos lo somos. Soy aquello que mis errores han generado, mi dolor, mi alegría, mi tristeza.

No existe el fracaso ya que de este sales distinto a como entraste, has evolucionado.

La vida es aquello que el tiempo deja a su paso, seremos hormigas que van directas a un mismo fin, pero dicho fin no es lo importante sino el camino recorrido.

La vida es un continuo seguir adelante.

Un proceso de adaptación.

martes, 7 de octubre de 2014

Reencuentro


  Habían pasado cosa de seis años y allí estaban, uno enfrente del otro como si de un capricho del destino se tratara.

Dacota seguía tal cual la recordaba, con unos años encima que le daban un aire adulto que él no había conocido, pero eso no hacía más que mejorar su presencia.

Se miraron sin atreverse a acortar la distancia entre ellos, parados en mitad de la calle en la misma postura en que se habían encontrado, totalmente petrificados a apenas unos metros.

Oriol dio unos pasos hacia ella, lentamente,  como si tuviera miedo a espantarla al mínimo movimiento brusco.

Todos los sentimientos enterrados de una época pasada afloraron de nuevo con un miedo incoherente al rechazo. Por ella había vivido, amado y sufrido como nunca hasta el momento, había tardado muchísimo tiempo en recomponerse de aquello y sin embargo, ahí la volvía a tener.

Dacota sonrió, él hizo lo mismo.

Acercó la mano acariciándole la cara tapada por una barba desconocida, Oriol cerró los ojos disfrutando de cada momento.

La invitó a un café para ponerse al día, ella aceptó.

Su conversación se limitó en un principio, a describir sus vidas actuales.

Ella ya por fin médico en un hospital, él cumplió su sueño de sacarse unas oposiciones que nada tenían que ver con su carrera.

Disfrutaron de cada gesto echado de menos del otro. Esas pequeñas cosas totalmente invisibles para el resto salvo para ellos.

Nada había cambiado y sin embargo nada era igual, los años, los trabajos, las vidas tan distintas a las que tenían entonces…

Pasaron horas en compañía recordando aquellos tiempos en los que eran otros, riéndose y llorando de cada cosa, resumiendo aquellos seis años en una sola tarde.

Ella miró el reloj y él pagó la cuenta.

Salieron del bar y tras un fuerte abrazo, se separaron no sin antes prometerse el volverse a ver pese a que los dos sabían que no iba a ser así.

Ella volvió a casa con su novio de aquel momento, él volvió a su apartamento en el que le esperaba la vida a la que ya estaba acostumbrado.

La herida ya estaba cerrada, los dos eran felices con lo que tenían, pero aquella tarde soñaron con seis años muy distintos a la realidad.

Con un futuro ya presente en el que los dos seguian juntos.


domingo, 5 de octubre de 2014

A primera vista.


Se quitó los pantalones quedándose en ropa interior. Era de noche pero aun así quería sentir el agua de mar en su piel. Él la siguió, no se conocían apenas pero sentía que por ella hubiera hecho  cualquier cosa.

jueves, 2 de octubre de 2014

Seguir adelante



La había querido más que a nada, la foto que tenía en la mano lo demostraba.

Ya casi no podía reconocer a las dos personas de aquella imagen, dos personas jóvenes y alegres.

Alegres no, felices.

Dos personas con las cabezas juntas, abrazadas, mirando a la cámara como si no hubiera ninguna preocupación en un mundo lleno de ellas.

Recordó lo muy feliz que había sido con ella, parecía increíble que aquello se hubiera acabado y todo por qué.

Bueno, la verdad es que no lo tenía muy claro, simplemente ella había cambiado, los dos habían cambiado.

Lo que había sido el centro de su vida había pasado a un segundo plano sin razón alguna. Lo que había sido lo mejor que le había pasado hasta el momento, ahora se había convertido en un dolor como nunca había sentido del que no lograba despegarse.

Apartó la mirada de aquel momento inmortalizado justo en el instante en el que le caía una lágrima de la mejilla, la seguía queriendo, de eso no había duda, seguía pensando en el futuro que pudo ser y no fue.

Acercó la llama de la vela y vio como aquellos dos rostros, que parecían estar viviendo un sueño, se iban ennegreciendo poco a poco y se iban convirtiendo en humo.

El pasado no podía rechazarlo, no quería hacerlo, no se arrepentía de nada más que del final que había tenido, pero era momento de dar un paso adelante.

El pasado era eso, pasado, algo que ya no tenía hueco en el presente y,  a desgracia de él, mucho menos en el futuro, había perdido aquel tren, tal vez el único en aquella vía, eso no lo sabía, pero sí, que iba a que seguir adelante aunque fuera caminando.

Se deshizo de las maletas llevadas hasta el momento, esas maletas hechas entre dos que ahora ya no servían de nada y solo pesaban.

Se levantó y pegó un paso adelante viendo que aun podía caminar, que aun se tenía a sí mismo.

Sonrió.

Aquella foto demostraba que una vez fueron otros, pero ahora no, era tiempo de seguir adelante.