sábado, 29 de diciembre de 2012

Cajón de la memoria



Tu canción favorita, un cuadro que te emociona sin saber por qué, un momento que recuerdes con cariño, una persona en la que pienses y no puedas evitar sonreír, un lugar al que te sientas atraído.
Cierras los ojos y piensas en una de estas cosas, con solo una es suficiente para sentirte con suerte. Con suerte de haber tenido esa experiencia, con suerte por saber que, por muy mal que vaya la cosa, siempre puedes cerrar los ojos y recurrir a ese cajón de la memoria donde tienes todo guardado. Con suerte por no poder evitar alegrarte nada más abrir ese cajón.
Esa canción que hace que te estremezcas, te recorra un escalofrío y te olvides de todo.
Ese cuadro que no puedes dejar de mirar con la boca abierta y en el que te ves sumergido dentro.
Ese momento que has repetido no una, sino mil veces en tu cabeza y lo recuerdas como si fuera ayer.
Esa persona que echas tremendamente de menos cuando no estas cerca de ella.
Ese lugar al que deseas continuamente volver y al que asocias todas las experiencias anteriores.
Abro los ojos y cierro mi cajón, manteniéndolo bien guardado en mi interior, pudiendo recurrir a él, siempre que quiera.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Sin cejas

Le dio al desodorante en lo que ponía un mechero encendido por donde salía.
Al despertar el médico le dio un rotulador negro diciéndole.
-Úsalo una vez cada 24 horas.

Frases prestadas- frase 32

"Y si no te gustan estos defectos, tengo más"
Anonimo.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Preparativos



Cierro los ojos, inspiro lentamente, y suelto aire de golpe. Muevo los brazos colgados de un lado a otro para relajar los músculos, me estiro sacando pecho, muevo de un lado a otro la cabeza para destensar el cuello, vuelvo a inspirar lentamente por la nariz y a soltar todo el aire de golpe por la boca. Pego unos saltitos sobre las puntas de mis pies, noto como el aire pasa por mis pantalones sueltos y como la parte baja de mi camiseta se mueve al botar.
Sonrío, vuelvo a hacer una inspiración tranquila y una expiración fuerte abriendo lentamente los ojos permitiendo que la luz me vislumbre. Poco a poco vuelvo a recuperar la vista viendo como los peatones siguen paseando de un lado a otro de la calle, tal y como les dejé al empezar la relajación. Me fijo que unas pocas personas se me han quedado mirando expectantes de mis movimientos, meto mis manos en los bolsillos tocando el plástico de mis pelotas rojas,  las cojo y las saco a la vista de todos. La luz ya no me daña tanto como al principio y aumento mi sonrisa enseñando todos los dientes que me sean posibles.
Le doy al play con el pie descalzo al casete que tengo en el suelo y me pongo manos a la obra lanzando todas las pelotas al aire, como si hubiera nacido para eso, en unos minutos nada existirá salvo yo y esas pelotas intentando romper con la ley de la gravedad. La música me llena y dejo que mi cuerpo haga el resto como si yo no fuera el que lo pilota.