domingo, 25 de noviembre de 2012

Feliz cumpleaños




Al principio no me caía todo lo bien que debería, no voy a negarlo. Nos conocimos por pura casualidad, teníamos amigos comunes, pero lo que fue el primer día, bueno, digamos que el  primer día no fue el mejor de todos.
La evitaba, era alguien con quien no quería pasar más de lo necesario pero, como ya he dicho, teníamos las mismas amistades y eso solo podía significar que era cuestión de tiempo volverse a encontrar.
Fue en carnavales, o tal vez en Halloween, de eso no estoy muy seguro, pero si se que fue en casa de una amiga cuando nos volvimos a ver cara a cara. Estábamos allí todos los amigos pasando la tarde, a algunos los conocía muy bien desde hacía ya mucho, y a otros, simplemente me los habían presentado en los últimos meses.
No me acuerdo gran cosa de ese día pero si de que fue en ese momento cuando empezamos a llevarnos bien, simplemente empezamos a hablar separados del resto, a conocernos mejor, a ver que teníamos cosas en común y cosas que no. Después de ese día tuve que retractarme de mi opinión inicial sobre ella.
Tras esto el grupo de amigos fuimos avanzando empezándonos a conocer y a tener más confianza unos con otros. Empezamos todos a quedar en un sitio determinado a unas horas determinadas, (el café Q  té de al lado de la plaza) jugábamos a las cartas en los sillones ya inexistentes y pasábamos la tarde resguardados del frio de esa ciudad en la que precisamente no es escaso.
Pasábamos las tardes todos juntos aunque en ocasiones acabábamos ella y yo, y a veces alguna persona más, jugando mientras el resto del grupo iba de botellón a otro lugar.
A la hora de irse cada uno para su casa era yo quien la acompañaba hasta el lugar donde la venían a recoger sus padres, y ella, en alguna ocasión, me acompañaba a la piscina donde tenía entrenamientos todas las tardes.
Era una chica rara en el mejor sentido de la palabra pero,  ¿Acaso ser normal es bueno hoy en día? Las conversaciones variaban desde el último capítulo de “Lost” hasta discusiones sanas y tomaduras de pelo sobre religión, colegios privados, Greenpeace, caballos, “The Glass”, esa boina que tanto me gustaba y que no me podía poner en su presencia… todo terminaba en conversaciones por mensajes de móvil a raras horas de la noche.
Sus padres creían que era otra persona, los míos directamente no la conocían.
Pero el tiempo volvió a pasar y la relación de amistad extrañamente se empezó a desvanecer. Todo empezó a verse como recuerdos pasados. La confianza que teníamos fue reduciéndose, yo extrañamente ya no sabía cómo comportarme delante de ella sintiéndome como un idiota siempre que quedábamos, ella, como es lógico, simplemente me empezó a hacer cada vez menos caso.
Yo me fui de la ciudad para estudiar en zona de costa, ella se quedó en el interior y, si habíamos empezado a llevarnos cada vez menos, la cosa empeoró con la distancia.
Hoy es su cumpleaños y con kilómetros de separación no se me ha ocurrido otro regalo mejor que estas palabras, un escrito dedicado especialmente a ella, no es un escrito sobre algo bueno o sobre algo malo, simplemente un recuerdo del pasado y, por desgracia, una anotación del presente.
Feliz cumple, y nos vemos a la vuelta.

1 comentario:

  1. El tiempo que has dedicado a este relato, el que has consumido recordando el pasado para escribirlo, es un tiempo que no volverá, ese regalo es el más preciado, además de la dedicatoria. Feliz cumpleaños para ella y enhorabuena por tus añoranzas para ti.
    Un saludo.

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